jueves, 10 de abril de 2008

NEIL YOUNG - After the gold rush (1970)



Hay momentos en los que uno se siente agobiado y todo le cansa, le satura. Un disco de Iron Maiden le parece demasiado potente, uno de Genesis demasiado retorcido, uno de Queen demasiado pomposo y, en general, todo disco le parece demasiado algo. Es por eso que discos como este deben existir, porque algunos somos capaces de encontrar en él ese refugio que en momentos así todo lo demás parece negarnos. Un disco que no requiere ningún esfuerzo por parte del oyente, que simplemente se desliza por el oído, y le transmite la sensación de que, no importa si hace un momento estaba escuchando otro disco, o si acaba de llegar de trabajar diez horas seguidas, su música le reconforta y le hace sentir como si se reencontrara consigo mismo.

Existe canciones con la llamada vocación de clásico. Esas canciones como "Smoke on the water", como "We are the champions", que si una persona escuchara por primera vez en el contexto de su disco sin conocerlas de antes y sin saber que son grandes éxitos del siglo XX seguramente pensaría que, gustándole más gustándole menos, pareciéndole mejores o peores, deben ser inevitablemente las canciones más populares y aclamadas de sus respectivos grupos. Porque para trascender no basta muchas veces con ser bueno, sino con saber añadir ese nosequé especial que hace que la música cale en el corazón y en la memoria colectiva. Cuando escucho "After the gold rush", siento eso mismo con cada canción. Todo suena con la naturalidad que tienen esas melodías que si no existieran habría que inventarlas, y que de hecho resulta extraño que alguien no escribiera antes.

No soy un gran experto en Neil Young, no sólo porque tenga muchos discos y sea dificil abarcar toda su discografía, sino porque además me faltan muchas grandes obras suyas por escuchar. No he escuchado "Everybody knows this is nowhere", y apenas he escuchado una vez "Tonight's the night", pero sinceramente, debido a lo que he logrado conecta con este "After the gold rush", dudo mucho que lleguen a entusiasmarme de manera tan honda. Lo que encontrarás aquí es suave y delicioso folk rock. Mucha guitarra acústica, piano, melodías dulces. Un disco relajante como pocos, directo desde el corazón del campo norteamericano, para evadirse mentalmente de la vida de la ajetraeda vida moderna.

Cada canción es una joya en si misma, cada melodía, un prodigio. Cada nota, cada entonación, está en su lugar perfecto. cada armonía vocal realza maravillosamente las líneas melódicas. Yéndonos a uno de los temas menos conocidos, "Birds", tenemos un piano sencillísimo y una hermosa melodía, que toca el cielo con el verso "When you see me flying away without you..." perfectamente armonizado. Y le sigue mi favorita, "When you dance I can really love", algo más rockero que la media del disco, con una melodía extravagantemente genial y con esos crujientes sonidos de guitarra tan característicos en Young y tan ausente en este disco. El disco empieza con la preciosísima acústica "Tell me why", seguida del tema título, una escalofriante canción que bien podría estar entre las mejores a piano jamás escrita. "I believe in you", los clásicos "Only love can break your heart" (qué melodía, joder) y "Southern man", con su tosco y potente solo de guitarra central... ¿Y qué decir de la melancólica versión del country "Oh, lonesome me", donde cada entrada de la armónica provoca profundos escalofríos? Sin olvidarnos de "Don't let it bring you down", un tema humilde que aún así podría ser coreado por miles de personas en un estadio, con un estribillo antológico.


"After the gold rush"
es uno de esos discos totalmente especiales, que sin ofrecer nada que no se haya visto mil veces, acaba por volverse insustituible. Podría extenderme mucho más sobre las cualidades de cada canción, pero es que con una música así, es casi ofensivo. Dudo que Neil escribiera e interpretara estos temas para que nadie los diseccionara con un bisturí.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Uno de los discos más preciosos y especiales jamás hechos.

No hace falta dar motivos. Tal y como has dicho, es algo demasiado puro y delicado como para diseccionarlo. Soberbio.

Anónimo dijo...

Caballero, estamos ante uno de los mejores discos de la historia de la música, poco más que añadir, quizás si tuviera que elegir un disco de Young sería este el que eligiese.

Antonio Casado dijo...

Bueno, eso me ha dado motivo para programar su audición después de mucho tiempo. Gracias.

He aprovechado y te he enlazado desde nuestro blog.
Saludos.

http://enlaplayadeneil.blogspot.com/2008/04/un-paseo-por-el-pasado-after-gold-rush.html