sábado, 26 de enero de 2008

VAN MORRISON - Moondance (1970)


Después de abandonar su puesto como cantante en Them, otra de las muchas grandes bandas de los 60, Van Morrison decidió labrarse una carrera en solitario dejando de lado el Rhythm & Blues clásico que practicaba en su anterior grupo. En lugar de eso optó por buscar un sonido que combinara todas sus influencias musicales para moldearlas a su gusto dándoles su toque personal.

Es por eso que me resulta difícil de catalogar el sonido de “Moondance”. En este disco Morrison se pasea magistralmente por géneros como el folk, el blues, el jazz o el soul y toma de cada uno los elementos que más le convienen para cada tema pasando siempre por su filtro personal. No hay dos temas iguales en este disco, cada uno recibe un tratamiento diferente en función del tipo de composición que representan, pero aún así es al mismo tiempo una obra compacta y unificada (en gran parte porque todas las canciones tienen mucho del estilo personal del cantante irlandés aunque coqueteen con géneros musicales variados).
“Moondance” no es un disco tan triste como el anterior “Astral Weeks” (probablemente su obra más mítica a día de hoy), pero aún así para mí sigue desprendiendo cierta melancolía. Si algo comparten es sobre todo el hecho de ser obras en que se nota que su autor se volcó en cuerpo y alma en ellas. Son discos en los que notas (o al menos yo creo notar) que su creador estaba en cierto momento especial y que decidió abocar todos sus sentimientos con total sinceridad en su obra. “Moondance” es en ese sentido un disco que para mí tiene algo muy especial, que desprende en cada minuto los sentimientos y estados emocionales de la persona que lo grabó.

El disco abre con un tema que representa muy bien su estilo, “And It Stoned Me”, una bonita canción con cierto aire entristecido pero no dramático que se engrandece con los instrumentos de viento que le acompañan (omnipresentes en casi todo el disco cobrando un papel vital) y unos pequeños solos de guitarra acústica y de piano. Una delicia.
Con “Moondance” Van Morrison nos ofrece el tema más marcadamente jazzístico del disco y uno de sus momentos cumbre, para a continuación cautivarnos con la delicadeza de “Crazy Love” donde los coros femeninos nos evocan ecos de soul. “Caravan” es sin duda otro de los más grandes del disco, un tema que contiene a mi parecer una de las mejores interpretaciones de Morrison, perfectamente acompañado por los instrumentos de viento.
Pero mi favorita es sin dudarlo ni un segundo “Into The Mystic”, el tema más especial e intimista del disco. Una canción sobrecogedoramente preciosa y emotiva, de ésas que a uno le pueden calar especialmente hondo (personalmente el momento en que canta “And when that fog horn blows, I will be coming home” me parece un momento absolutamente mágico).
“Come Running” es un tema bastante más animado y optimista que supone un buen contraste respecto a las canciones anteriores. Con “These Dreams Of You”, Morrison se acerca más al estilo country-rock y con la balada “Brand New Day” vuelve a terrenos más cercanos al jazz y el soul con ese excelente piano de acompañamiento. “Everyone” es quizás el tema que más se separa del resto y donde toma más protagonismo la flauta (el instrumento menos rockero del mundo pero que en ocasiones puede tener sus grandes momentos, como demostraron también Jethro Tull). Finalmente el disco se cierra con “Glad Tidings”, otro de los temas más optimistas del disco con un ritmo de bajo pegadizo.

Un disco sin duda muy especial y de una gran sensibilidad que gana con múltiples escuchas para acabar de apreciar todos los detalles y matices que guarda.

martes, 22 de enero de 2008

AEROSMITH - Toys in the attic (1975)



Hace mucho tiempo me bajé un recopilatorio de Aerosmith. Era doble y abarcaba de manera bastante completa toda su carrera. No estaba mal, pero salvo algún tema, no me convenció gran cosa y me olvidé de él. El hecho de que apenas los oyera durante mucho tiempo después y que las canciones que más escuchaba por ahí fueran cosas como "I don't wanna miss a thing" (que por otro lado tampoco está tan mal) no mejoraba mucho el panorama. Mucho después, no sé a santo de qué, pues había desterrado a Aerosmith sin piedad de mi lista de intereses, me dio por descargar este "Toys in the attic" y la cosa cambió. Me di cuenta de una cosa, y es de que, contra lo que muchos creen, los recopilatorios pueden no ser muy acertados para iniciarse en según que grupos. Un doble CD de canciones que acabarcan varias décadas de carrera nunca será tan convincentes que unos 30 ó 40 minutos de canciones pensadas para ser editadas como un sólo disco, pertenecientes al mismo periodo creativo y con una producción similar. Y desde la primera escucha a este disco me sentí totalmente cómodo con lo que Aerosmith ofrecían.

Aerosmith ha tenido un gran éxito en los 90, y consiguieron calar a toda una generación que se desarrolló musicalmente en toda esa época y considera discos como "Get a grip" (que no he escuchado, así que no opino) clásicos, quizá sea por eso que más de un aficionado al rock añejo desprecia a Aerosmith. Pero la verdad es que antes de todo eso, en sus primeros años, Aerosmith fueron una excelente banda de rock setentero. Con influencias de grandes clásicos, pero con un sonido muy personal que ha soportado el paso del tiempo perfectamente (hay discos de esa misma época de los que disfruto su sonido característico de aquellos años, pero "Toys in the attic" para mí sigue sonado moderno). Y ese sonido personal no es más que una suma de elementos no demasiado original: guitarras hardrockeras, a veces con sonido algo punk, otras veces más blues, combinación de temás de rock clásico con otros de corte más pop... todo rematado con la excelente voz de Steven Tyler, que aquí está en un gran momento y se equipara a algunos de los más grandes del estilo. Es el propio Steven también el que lleva el mayor peso compositivo del grupo, ayudado por el resto del grupo, del que destaca el excelente guitarra solista Joe Perry.

Otra virtud del disco es que es bien variado, pese a la homogeneidad de su sonido. El tema "Toys in the attic" es un temazo con un riff muy punk, o "Round and round" tiene un riff muy oscuro, a lo Black Sabbath. La inevitable balada del disco se encuentra al final, "You see me crying", y tiene el sabor de algunas de las grandes baladas de la época: una genial linea de piano (que me recuerda algo a Elton John), una melodía preciosa cantada increíblemente por Tyler con una genial voz rota, arreglos orquestales bien utilizados y el indiscutible sello rockero que no falta en los otros temas. Una de las menos conocidas del disco y que a mi me encanta es "Uncle salty", canción con innegables raíces blues y una melodía vocal muy pegadiza, especialmente en la parte del "Oooh, it's a sunny day outside my windows".


En dicho recopilatorio que había escuchado había tres temas de este disco, que están entre lo mejor del mismo. "Big ten inch record" es una versión de rock and roll clásico que sin desentonar con el resto del álbum, suena bastante añeja. El tema quizá no sea gran cosa, pero como en muchos temas de este estilo, no es sólo la canción en sí sino la chispa que le saben poner los intérpretes, cosa que en este caso no puede dudarse. "Sweet emotion" es la canción más comercial del disco, de hecho esas voces que dicen el título del disco son directamente pop, aunque también tiene potentes riffs de rock duro. Podría quedar algo fuera de lugar por carecer del toque callejero que tienen algunos otros temas y parecer más enfocada a las radios, pero es lo suficientemente buena como para que no moleste. Esa última canción es seguramente la canción de Aerosmith que has escuchado si sólo has escuchado una, "Walk this way". Aunque seguramente hayas escuchado antes la versión rapera que grabaron Run DMC con Tyler y Perry en los 80. No hay mucho que comentar sobre el tema salvo que tiene uno de los mejor riffs de guitarra jamás grabados (no sorprende que sea tan mítico) y que en general es un temazo.

Si estás familiarizado con el rock de los setenta conocerás seguramente este disco, pero si eres de esos escépticos que no tiene muy buena imagen de Aerosmith y no has oído este disco, no puedes permitirte continuar sin hacerlo.


domingo, 13 de enero de 2008

RORY GALLAGHER - Irish tour (1974)



Hay cosas que no me explico para nada. Una de ellas es haber tenido por más de tres años este disco y haberle hecho tan poco caso, y no haberme puesto a escucharlo en serio hasta el momento que alguien me dijo que le gustaría verlo reseñado en este blog. Por tanto, me decidí a escucharlo unas cuantas veces para ver si lo consideraba digno de mis elogios, y a la primera escucha tuve que rendirme a él.

Rory Gallagher era un guitarrista y cantante irlandés, que había militado en el grupo Taste y, disuelto este, inició una fructífera carrera en solitario. Me resulta algo dificil comentar este directo sin haber escuchado todavía ninguno de los temas en estudio, así que tendré que tirar de cosas que he leído sobre él. Se dice que en directo era muy dado a improvisar en los temas, que dos interpretaciones del mismo tema nunca eran iguales. Pues nadie lo diría. Este tipo era un maestro de la guitarra blues hasta el punto de que cada segundo de estas canciones parece una fria y calculada reproducción de un planeadísimo solo registrado en estudio. El domino de Rory sobre su guitarra es totalmente impresionante, casi incomparable. Además canta bastante bien, sin ser un prodigio vocal, acompaña muy bien a su música.

Otro punto muy importante a la hora de valorar un disco en directo es el sonido, y aquí es algo inmejorable. La guitarra suena clara, cristalina, se distingue hasta el más mínimo ruidito y hasta la más corta nota de los solos, pero al mismo tiempo es dura, rockera y agresiva. La batería suena potente, y el bajo está bien marcado. El teclado es además maravilloso, con su ardiente sonido de Hammond. Incluso el público está a un volumen ideal, lo que hace que en momentos puntuales quede muy bien oírles acompañar dando palmas.

Las canciones aquí no son demasiado originales, y muchas veces la gracia está en la potencia y feeling que le echan Rory y su banda, que por cierto, es fantástica. Me atrevería a decir que lo mejor del disco está colocado al inicio. "Cradle rock" es un festival de rock en si misma, un tema poderosísimo que tiene cierto gusto a Deep Purple gracias al toque de órgano. El riff de esta canción podría estar perfectamente en una lista de los mejores de la historia del rock. "I wonder who" es un brutal blues lento donde Rory de muestra una sensiblidad blues que pocas veces he escuchado. Y mi favorita del disco, "Tatoo'd lady", tiene que se aleja algo más que el resto de los patrones blues, mostrando un formato más pop y con melodías más elaboradas. Eso no quita que no lleve el sello de Rory y los maravillosos solos de guitarra (y también de piano eléctrico) terminan de redondear algo inolvidable.

El resto del disco está lleno de momentos brillantes pero en general no tanto como este brutal inicio. "As the crow flies" es un tema que toca Rory solo, con guitarra acústica, armónica y voz. También tenemos cosas como "Too much alcohol", que siendo el enésimo mediotiempo blues sin nada de originalidad, se las apaña para que lo adoremos por su propia identidad, lo que demuestra indudablemente que Rory era algo mágico. En general en todoe el resto del disco podemos encontrar cosas increíbles que dada la homogeneidad del estilo, se me hacen algo absurdas de comentar detalladamente. Será más productivo si veis el video.

lunes, 7 de enero de 2008

RAMONES - Ramones (1976)



Pese a ser un disco y un grupo del que se ha dicho tanto, me resulta muy dificil muy difícil hacer este comentario. Este disco tiene una producción ciertamente mejorable, tecnicamente es paupérrimo, los riffs son insultantemente básicos y las melodías son de lo más típicas... sin negar esto, coincidiréis en lo complicado que puede ser explicar como yo, un tipo de gustos refinados en lo que a rock se refiere, disfruta esto.

No soy muy aficionado al llamado punk rock, pero como en todo, siempre puede uno encontrar excepciones, y normalmente suele haber algo que justifique tal excepción. Lo que tienen estos tíos que me hace preferirlos por encima de otros grupos punk es su alma sesentera. Sí, amigos, y es que esta panda de tíos con pintas de yonkis y delincuentes no ocultan su pasión por aquella música ya pasada de moda, el pop de los años sesenta, especialmente los Beach Boys. ¡Y qué melodías! No son nada originales, cierto, y al principio suenan algo genéricas, se confunden unas con otras, a veces parece faltarles gancho, pero entonces llega un momento en el que todo eso se esfuma, todas las melodías pasan a ser divertidísimas, pegadizas, y lo más importante, emocionantes.

Emocionantes porque te hacen sentir verdadera alegría, porque te hacen revivir grandes momentos, porque consiguen pintar imágenes en tu cabeza, de playas, de fiestas, de chicas, imágenes estereotipadas, claro está, pero que de alguna manera consiguen que te identifiques con ellas. Y en definitiva, porque te hacen sentir el rock and roll de manera más sinecera que casi cualquier otro grupo.

Sería absurdo comentarlo canción por canción, pero inevitablemente hay algunas que meren sus propias palabras. "Blitzkrieg bop", por ser todo un himno generacional y sus "Hey ho! Let's go!" uno de los gritos de guerra más célebres del rock. "Judy is a punk" por tener la melodía más irresistible del disco. Canciones divertidas y llenas de humor como la gore "Chain saw" o la burla a las relaciones entre Estados Unidos y Cuba, "Havana affair". O la balada pop "I wanna be your boyfriend". Y como una de mis debilidades debo mencionar "Let's dance", versión de una canción de Chris Montez de principios de los 60, a la que los Ramones dotan de una importante dosis de energía extra, mejorando bastante un tema algo discreto.

Pero esto no habiá hecho más que empezar. Aún estaban por venir otros grandes discos como "Leave home" o el brutal directo "It's alive", nuevos himnos como "Pet sematary", tiempos de decadencia, cambios de formación, y demás vaivenes que poco a poco forjaban la leyenda de los Ramones, que con el paso del tiempo se acabaron convirtiendo en uno de los grupos más reivindicados y queridos, emblema tanto de modernos se las dan de cool como de verdaderos amantes y conocedores del rock. De gente que se rompe la cabeza tratando de explicar la grandiosidad de este disco desde un punto de vista intelectual como de gente que sin aspirar a entender nada de música, vibra cada vez que los escucha. Y la verdad es que algo debe tener este disco para, siendo como es, haber dado tanto que hablar durante tantos años.

viernes, 4 de enero de 2008

SUPERTRAMP - Crisis? What Crisis? (1975)


Tras varios años luchando por alcanzar el estrellato, Supertramp consiguieron en 1974 su primer gran triunfo con esa obra maestra que fue “Crime Of The Century”, el disco donde hallaron su sonido personal condensando todas sus influencias: un poco de pop, otro poco de rock sinfónico, algún toque de blues o jazz, sus omnipresentes solos de saxofon, etc. El tremendo éxito que tuvo su nuevo disco les cogió a todos totalmente desprevenidos (sus anteriores obras no vendieron demasiado bien), de modo que entre la extensa gira y las presiones de la discográfica no pudieron dedicar demasiado tiempo a su siguiente obra, que salió a la luz para aprovechar su reciente éxito y que además estaba formada casi íntegramente por descartes de su anterior disco.
Así fue como vió la luz el “Crisis? What Crisis?”, como un disco de temas descartados que además el grupo no pudo retocar tanto como les hubiera gustado (siempre fueron unos perfeccionistas en lo que a producción y sonido se refiere, de hecho creo que el “Crime Of The Century” es un perfecto ejemplo de disco intachablemente producido).

Musicalmente hablando yo noto una enorme diferencia entre la cara A y la cara B del disco. La cara A me parece simple y llanamente a la altura de su anterior obra maestra, si todo el disco siguiera ese nivel me parecería otra de las obras cumbre de Supertramp, pero la segunda mitad me parece que, sin ser mala, baja el nivel haciendo que el disco se quede en muy bueno a secas.
Como de costumbre, los temas están todos firmados a nombre de los dos líderes y cantantes del grupo: Rick Davies (de tradición jazzística, serio, de voz grave y excelente pianista) y Roger Hodgson (de tradición popera, espiritual y hippioso, con su famoso timbre de voz exageradamente agudo, encargado de teclados y de guitarras en los temas en que éstas aparecen). A la práctica en realidad componían separados puesto que a estas alturas ya se llevaban bastante mal y, salvo un tema, las canciones son obra de quien las canta.

El disco abre con un breve tema introductorio acústico de Roger llamado “Easy Does It”, una simple y pegadiza melodía que empieza silbando alegremente. Unida a ésta aparece un precioso tema llamado “Sister Moonshine” (que es un claro precedente del posterior y más famoso “Give A Little Bit”), una canción alegre y vitalista con ese toque tan especial y encantador que tienen muchos temas de Roger (y créanme, es imposible escucharla en directo sin esbozar una estúpida sonrisa de felicidad).
El primer tema de Rick es un pequeño clásico de Supertramp, “Ain’t Nobody But Me”, muy en su estilo: un inicio más rockero y con cierta base bluesera para acabar en un pegadizo estribillo mucho más popero y un excelente solo de saxofon.
A estos temas más alegres les seguirá el que es para mí el momento cumbre del disco y uno de mis temas más predilectos de Supertramp (aunque no lo crean, eso en mí es decir mucho): “A Soapbox Opera”, una misteriosa y triste balada a piano de Roger Hodgson. El mejor ejemplo en el disco de a lo que me refiero cuando digo que eran unos perfeccionistas buscando el sonido ideal para cada tema puliendo todos los detalles (y eso que esto es un disco acabado deprisa y corriendo): las extrañas voces del inicio, el pequeño solo de armónica y, sobre todo, los magníficos arreglos de violín que le dan al tema un clímax final escalofriante que aún me pone los pelos de punta. Todo eso acompañado de una de las mejores interpretaciones vocales de Roger. Descomunal.
Y para cerrar la cara A, otro temas más míticos de Rick: “Another Man’s Woman”, una canción de ritmo más acelerado donde nuestro amigo Davies se luce como pianista acompañado excelentemente por Roger a la guitarra eléctrica. Cabe decir que me gustan más las versiones en vivo donde Rick adquiere el protagonismo absoluto de la canción luciéndose más aún si cabe con el piano y llegando a alargar la canción hasta 10 minutos.

La cara B como dije antes no tiene malos temas pero me entusiasma menos. Así como la primera mitad del disco me cuesta creer que sean simples temas rechazados, aquí ya empiezo a notar un poco más que los temas no están tan acabados como era habitual en ellos. “Lady” es el clásico tema popero pegadizo de Roger, que tiene muy buenos teclados pero para mí no llega a redondearlo. “Poor Boy” es un tema muy Davies que tiene una excelente ambientación a lo años 20-30 pero con una melodía a la que le echo en falta algo. Así mismo, “Just A Normal Day” es una buena balada escrita e interpretada por los dos que de nuevo me parece que está algo vacía (podrían haber hecho maravillas si la hubieran retocado). El disco remonta hacia el final con “The Meaning”, un tema acústico de Roger con cierto toque místico donde hace una interpretación vocal soberbia y que tiene en mi opinión una de las mejores melodías del disco, un tema injustamente olvidado. Y para cerrar un pequeño clásico de Supertramp, otra balada de Roger, “Two Of Us”, que contiene otra de las mejores melodías que jamás compuso este hombre aunque de nuevo la prefiero en vivo interpretada con la guitarra y no con el órgano (la versión del directo “Paris” me parece uno de los momentos más mágicos y especiales que he oído).

Comercialmente “Crisis? What Crisis?” vendió bien y gustó a los fans, aunque ni se pudo comparar con el éxito que tuvo “Crime Of The Century”. Insatisfechos con el resultado, después de la correspondiente gira la banda se aplicó a fondo en su siguiente obra y parieron otra obra maestra y uno de mis discos favoritos de todos los tiempos: “Even In The Quietest Moments”. Y es que lo único que realmente se le puede achacar a “Crisis? What Crisis?” es tener la mala suerte de estar entre dos obras colosales.